Anteriormente os había enseñado otros monasterios que fueron pequeñas construcciones que alcanzaron cierto poder en épocas pretéritas, como Sanfins en Valença do Minho o Sta María das Junias en Montalegre.
Tibães, a diferencia de ellos, alcanzó su esplendor en los siglos XVII y XVIII, así que contó con unos recursos muy superiores y el patronazgo de reyes que manejaban mucho más poder. Fue fundado en el siglo IV y en el XVI se convirtió en la matriz de la orden benedictina en Portugal. Y eso se refleja en el tamaño y opulencia de las construcciones y en la superficie de sus dominios.
Sufrió el equivalente portugués a la desamortización española y fue vendido en subasta, lo que resultó en la ruina de buena parte del edificio, hoy en día en reconstrucción (menuda mierda de reconstrucción, por cierto, ya que no respeta ni la arquitectura ni el estilo del edificio original).
Esta es, para mi, la parte más bonita del monasterio. En el claustro hay un mural realizado en cerámica que cuenta la vida de dos santos, desde su nacimiento hasta su martirio. No recuerdo cuales eran y tampoco puedo contaros la historia porque estaba en latín y no encuentro referencias ni traducciones. Una pena, que creo que se podrían trabajar un poco más.
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