Cuando coincide que voy al Faro de Budiño siempre me detengo a ver a la gente que practica la escalada.
Es alucinante ver cómo suben, a manos desnudas, por una pared casi vertical de puro granito con menos esfuerzo aparente del que a mí me cuesta para levantar el culo de la silla e ir al súper a por leche.
Chapeau.
La foto, como foto, no tiene mucho: calzar el 75-300 en la cámara y disparar desde abajo (estaba a unos diez metros de altura y a unos 30 de mi posición). El color tan bonito tiene mucho que ver con la hora, ya que el sol se estaba poniendo y nos estaba dando una bonita luz anaranjada.
.
0 comentarios:
Publicar un comentario