Una de las sensaciones más agradables que existen es sentir el viento sobre la piel desnuda.
Es algo que descubrimos de pequeños cuando vamos a la playa por primera vez.
Y al mismo tiempo es lo que hace que tomar el sol sea tan agradable: el viento nos mantiene la piel fresca y el sol le da una calidez exquisita sin quemarla (siempre que no abusemos, claro).
Y para tomar el sol no es necesario buscar una playa: hay ríos y bosques que te dan unos rinconcitos increíbles para disfrutar de estas sensaciones.
Modelo: Márcia
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