Siendo Sagunto una población con una historia tan dilatada no es de extrañar que su iglesia sea un popurrí de cosas.
Entre que tiene empotradas en sus fachadas lápidas romanas, que tardaron cuatro siglos en terminarla (del XIV al XVIII) y que el campanario es del XX substituyendo a uno barroco que se caía a cachos (y que en lugar de reconstruir apropiadamente pues le metieron algo que no pega), pues realmente no extraña.
La pena es que este es el último sitio donde puedes aparcar, si no eres de los que viven en el casco antiguo, si quieres subir hasta el castillo.
Y subir al castillo es una tiradita de cojones. Y yo no tenía tiempo para hacerlo.
Para la próxima, seguro. Y también Almenara, que no queda demasiado lejos.
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