Dicen que las sonrisas son un tesoro que no cuesta nada, pero que enriquece al que las recibe. No sé si estoy de acuerdo o no, pero estoy muy seguro de que me encanta una buena sonrisa.
Y la que aparece en esta foto es una que me gusta especialmente. Hay gente que parece que ha nacido para sonreir, que todas sus facciones se han esculpido con mucha paciencia para conseguir una sonrisa de esas que iluminan el mundo.
Y es algo que envidio, porque mi cara parece estar diseñada para mostrar un estado de encabronamiento permanente. Hay gente que me confesó que antes de conocerme creía que era un soso y un borde y que por eso no me hablaba.
Así que si vuestra cara está diseñada para sonreír, hacedlo. Los demás lo agradecemos.
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