A veces hay malos días. El día en que procesé esta foto lo fue bastante: complicado en el trabajo, saturado de las fotos, había dormido mal...
Y a pesar de todo, esta foto me aportó un puntito de alegría en aquel momento. Parece mentira lo balsámica que puede llegar a ser una sonrisa aunque sólo la veas en foto.
Parece mentira que un gesto que parece tan insignificante, unos cuantos pliegues en la piel y el trabajo de varios músculos muy pequeños provoque un efecto tan extraordinario en los demás.
No seáis tacaños con las sonrisas. Nunca sabes quién va a necesitar una por ahí.
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