Hay veces en que imaginas una foto, te preparas, sitúas a la modelo, regulas la cámara y de repente...¡zas! ocurre algo inesperado y la foto que pensabas ha desaparecido.
Pero en otras ocasiones, ¡bendito accidente!, el resultado es mejor que si lo hubieses preparado.
Esta foto es de ayer, en la sesión-kdd en la que participé ayer en el Sanatorio de Cesuras. Estaba tratando de hacerle una foto a
Vanesa y ocurrió que al dispararse el flash con el que trataba de rellenar las sombras ella cerró los ojos de forma involuntaria.
Cuando vi la foto en la cámara ya me di cuenta de que si la hubiera preparado no habría salido así de bien... sólo me quedaba llegar a casa y ver el resultado (por aquello de la definición y los colores), pero sabía que esos ojos cerrados y esa cara de paz que pone iban a convertir una foto que
a priori era un fiasco en una de mis preferidas de entre las que he tenido el privilegio de hacerle.
La cámara fue una Sony Alpha-200 y el lugar es el parque del Sanatorio de Cesuras
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