Aunque ahora eso de la energía maremotriz pueda sonar a tecnología punta, lo cierto es que nuestros antepasados ya habían tenido la misma idea y habían realizado sus propios ingenios para aprovecharla.
Uno de los elementos más comunes para ello fueron los molinos que aprovechaban la fuerza de las mareas para realizar su trabajo, bien aprovechando el flujo y reflujo de las olas, o aprovechando la marea alta para rellenar un reservorio de agua que luego se irá soltando para hacer girar las ruedas del molino.
El que vemos en la foto está en Serres, en la entrada de la pequeña villa marinera de Muros y en la desembocadura del riachuelo Valdexería.
Muros es una villa de gran tradición marinera, y en sus bares y restaurantes se pueden degustar muchos de los productos que sus marineros extraen del mar. La gastronomía marinera de Galicia está bien representada aquí... por hacer una recomendación, me encanta el pulpo a la cazuela con langostinos que preparan en un local al lado del puerto que tiene una carpa blanca en su terraza (desearía recordar el nombre).
Además, tanto en Muros pueblo como en los alrededores hay unos miradores fantásticos sobre la ría de Muros y Noia y desde los que se ve prácticamente toda ella.
Afortunadamente, el turismo no la ha descubierto del todo, lo que permite que sus calles mantengan todavía la arquitectura tradicional y el pueblo sigue siendo un pueblo marinero y no un horror urbanístico.
La imagen es un panorama montado a partir de varias fotos tomadas con una Sony Alpha 200 y montadas con Panorama Maker.
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