... permanece unida.
Como decía ayer en la foto panorámica del monasterio del Cabo Espichel, en Sesimbra (distrito de Setúbal, Alentejo, a unos kilómetros al sur de Lisboa), la gente se acerca bastante al borde del acantilado para disfrutar de la vista... y del espectáculo de ver muros que otrora llegaron un poco más lejos.
Como dicen los carteles: "Atençao perigo: falésia inestavel".
Y en esta foto queda bastante claro: incluso se ve parte del enlosado de lo que debió ser un mirador o una terraza pertenecientes al monasterio y que con el retroceso de la roca firme se han ido cayendo al vacío, en una impresionante caída de unos cuarenta o cincuenta metros.
Estos acantilados recuerdan un poco, sin ser tan escarpados, a los de la zona de Cabo São Vicente, en el sentido de que parece que a Dios se le acabó el material cuando estaba construyendo esta parte.
Y encima es roca metamórfica, con lo que esa impresión se acentúa
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