Una de las grandes preocupaciones de Tati antes de la sesión es si iba a estar a gusto delante de una cámara manejada por un completo desconocido.
Yo le dije que no se preocupara, que los cinco primeros minutos son los peores y que después se encontraría a gusto.
Bueno, pues me equivoqué, pero el motivo de su incomodidad no era tanto el fotógrafo como el frío que hacía... y aún así, dejando los complejos y el pudor de lado, posa con esta naturalidad y este desparpajo.
Todo un descubrimiento esta chica...
Modelo: Tati
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