Siempre me han gustado las señales antiguas de Portugal, hechas en cemento pintado a diferencia de las españolas, de metal.
Cada vez quedan menos, y muchas de ellas están en carreteras semiabandonadas, como esta a la que un lugareño trató de hacerla más "fashion".
Normalmente despotricaría contra este atentado al patrimonio histórico (porque estas señales ya son eso) de su país... pero les ha quedado tan graciosa que casi les perdono. Así que regañina por un lado y luego descojonarse en privado.
La foto, obviamente, fue tomada en la
freguesía de Troporiz, en Monçao, uno de los municipios portugueses que limitan con el río Miño y son frontera con España, con una Sony Alpha 200
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