Posiblemente se trate de la playa más famosa de Galicia. Sus arbotantes de roca, que recuerdan a los de una catedral gótica, forman una de las imágenes icónicas de la costa gallega y es el símbolo de la Mariña Lucense.
Viéndola uno no puede dejar de maravillarse por los caprichos que el mar y el viento provocan en la roca tras eones de erosión. Con lo difícil que puede parecer que quede tan sólo uno de estos arcos aquí se consiguieron tres.
As Catedráis es una de las pocas playas que conozco que tiene que ser visitada echando un ojo a un calendario de mareas: esta parte de la playa es sólo accesible en marea baja... y aún así toca mojarse para llegar a ella.
Además de este lugar, la playa tiene otros lugares singulares para visitar, como algunas cuevas y un túnel, o algunos islotes rocosos de gran belleza.
Tampoco hay que despreciar las playas que rodean a esta, como Esteiro, Os Xuncos u Os Castros, todas ellas preciosas y con una idiosincrasia propia. Lo cierto es que Ribadeo, cuando se modeló su costa, tuvo una suerte increíble: pocos lugares del mundo pueden presumir de tener unas playas tan espectaculares.
El debe es un urbanismo bastante caótico, aunque esta zona se ha librado: municipios cercanos como Foz, Barreiros y alguno en la cercana Asturias han crecido de forma desproporcionada intentando captar un turismo de sol y playa, construyendo apartamentos e infraestructuras a lo loco y en primera línea de playa y muchas veces sin respetar la legalidad.
La foto fue tomada con una Nikon Coolpix L6.
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