No sé que le pasaba a este petirrojo, pero lo cierto es que me pude acercar muchísimo para hacerle unas cuantas fotos, de las cuales esta es la mejor.
A pesar de todo, tuve que echar mano de un teleobjetivo para lograr este acercamiento, pero la iluminación está bastante ayudada por el flash integrado de la cámara que tampoco es un prodigio de alcance.
El petirrojo es uno de los pájaros más típicos de Galicia y realiza una labor pocas veces reconocida de control de la población de insectos, ya que constituyen su fuente principal de alimentos.
Hay una cosa curiosa con respecto a estos pájaros, y es que no es el macho el que va tras la hembra, si no al revés, y cuando la hembra va por la segunda puesta el macho se encarga de alimentar a la primera.
También es curioso el poco tiempo que tardan en independizarse: los polluelos son capaces de volar un par de semanas después de romper el cascarón
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