El edificio que vemos aquí tiene una historia bastante movida y curiosa... no tanto por hechos de armas como podría suponerse sino por una serie de coincidencias bastante asombrosas referidas a él.
Fue construido por una familia noble allá por el XVII... y se arruinó y tuvo que venderlo un par de generaciones después. Y eso sólo fue la primera de una cadena de ventas bastante importante que culminón con la llegada de un tal Laffitte, banquero y ministro de Francia... que se arruinó, para variar.
El caso es que Laffitte, como buen banquero, no se resignó a vender toda la propiedad como sus antecesores... no. Laffitte se montó su propio pelotazo urbanístico: loteó la hacienda y empezó a construir pequeñas mansiones y a venderlas (de ahí el nombre del pueblo: Maisons-Laffitte se podría traducir como Casas de Laffitte).
Y finalmente, volvió a vender el chateau, esta vez a un pintor, que también acabó teniendo problemas económicos y terminó por vender lo que quedaba de la propiedad a una inmobiliaria, que a finales del siglo XIX decidió derribar el edificio y seguir con el plan de Laffitte, construyendo una nueva serie de casas.
Pero aquí fue cuando la gente del pueblo se "rebeló" y consiguió que el gobierno de la República adquiriese el inmueble, hoy museo de Caballería.
Porque otra de las curiosidades del edificio es que uno de sus propietarios introdujo los deportes ecuestres en la villa, que aún hoy goza de una buena fama en este mundillo tan importante en el país vecino.
Y hablando de caballos, pero de otro tipo, en esta población nació Randy De Puniet, motociclista.
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