Hoy en día estos dos marineros que trabajan en sus barcas son una especie de anacronismo en la hiperturística Mallorca sur de estos días.
Rodeados de villas hechas para atraer a turistas ricos del centro y norte de Europa, estos humildes trabajadores hacen que su oficio sobreviva un día más.
Tal vez un día, no hace tantos años, Cala Pi fue un refugio natural que utilizaron muchos más pescadores pero a día de hoy sólo unos cuantos valientes salen al mar para ganarse el sueldo.
Es una lástima que estos oficios tradicionales se vayan perdiendo y la independencia alimentaria de la gente sea cada vez menor... pero la caída de la rentabilidad de estas actividades hace casi imposible poder vivir de ellas.
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