Como cada año, los turistas se suben a las barquitas que desde los pies del faro de la Ponta da Piedade parten para hacer una ruta entre los acantilados y grutas que la erosión a ido esculpiendo en esta parte del litoral algarvío.
Tuve mucha suerte a la hora de hacer esta foto. La barca pasó en el momento justo y con la trayectoria correcta para hacer que mi foto tuviese más interés... de esta forma, poder comparar el tamaño de la barquita y sus ocupantes con el monolito rocoso que la naturaleza ha dejado en pie es posible y nos da una idea de la escala que tienen estas formaciones
Dice la wikipedia que hay hasta unos 20 metros de altura, aunque yo juraría que hay alguno más. La forma tan caprichosa en que se han configurado estos acantilados convierten a la Ponta da Piedade en una de las paradas imprescindibles de cualquier excursión que se precie al Algarve.
Para llegar hasta las barquitas hay que coger unas escaleras al pie del Farol da Ponta da Piedade y una vez allí y por un
módico precio los barqueros os atenderán muy gustosamente.
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