Para ir al Roque Nublo, la mayor atracción turística del interior de Gran Canaria, tienes que dejar el coche en un aparcamiento y luego pegarte una caminata de kilómetro y medio hasta llegar al monumento.
El camino empieza suavecito y con estas vistas, pero se va endureciendo progresivamente y no es raro ver a turistas sentados intentando recuperar el resuello. Tampoco es que sea excesivamente duro, pero en un día de calor se puede hacer un poco largo.
Como vemos, aquí el paisaje no es tan árido como en tierras más bajas, lo que es un contraste bastante curioso para un gallego como yo, acostumbrado a ver cumbres peladas y valles llenos de vida.
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